Cuatro películas del Festival de Cine de San Sebastián

La 60ª edición del Festival de Cine de San Sebastián no ha defraudado. Por Donosti han desfilado Richard Gere, Susan Sarandon, Dustin Hoffman, Fernando Trueba, Oliver Stone, Penélope Cruz, Tommy Lee JonesEwan McGregor o John Travolta, entre otros. Pero, sobre todo, hemos podido ver buenas películas. Nos quedamos con cuatro de ellas, cuatro grandes focos de luz que sirven para comprender la escena al completo, cuatro historias que absorben, emocionan, y dejan al espectador pensando.

“Amour” — Michael Haneke

El público esperaba con ansía poder ver la nueva película de Haneke, no sólo por la interesante trayectoria fílmica del director, sino también por su éxito en el Festival de Cannes. El hecho de que ganara la Palma de Oro en la última edición del Festival despertaba aún más la expectación.

“Amour” nos adentra en el hogar de una pareja anciana de clase alta y nos hace testigos de su relación. Georges (Jean-Louis Trintignant) y Anne (Emmanuelle Riva) están perfectamente adaptados al ritmo de su relación después de muchos años juntos. Si bien la edad ha dejado atrás la pasión, la convivencia entre ambos es agradable, cómplice. Lo bello es que no se aburren de estar juntos aunque su vida sea muy rutinaria.

Pero la enfermedad, cruel y rápida, se lleva por delante los hábitos de esta pareja. Y todo cambia en su pequeño universo. De repente, ambos deben enfrentarse a la muerte en su propia casa, y eso les cambia. Haneke nos permite ver la dimensión más íntima de la enfermedad y el sufrimiento: esas partes que habitualmente se ocultan en la sociedad. La película no parece una ficción, en gran parte por las magníficas interpretaciones de los protagonistas, sino una ventana abierta a cualquier hogar cuando llega la enfermedad crónica y la amenaza de la muerte.

La película es, a pesar de su sencillez, un ensayo sobre el dolor, la vergüenza, la rabia y, como su propio nombre indica, el amor en los momentos más críticos. Bella y devastadora; triste porque es real.

“Blancanieves” — Pablo Berger

“Blancanieves” era otra de las películas más esperadas del Festival. Es una fuerte apuesta española por el cine de calidad. Aunque al saber que “Blancanieves” es muda y en blanco y negro nos viene a la cabeza “The Artist”, Pablo Berger afirma que la película francesa le ha abierto puertas para poder sacar adelante este proyecto tan querido y trabajado.

La premisa es la siguiente: “nunca te contaron el cuento así”. Y es verdad, Berger se inspira en el cuento de los hermanos Grimm pero lo trae a nuestra tierra. Berger ubica la historia de Blancanieves en la Sevilla de los años 20, donde los reyes eran los toreros. Así, nos cuenta Blancanieves manteniendo la trama principal, pero vistiéndola de trajes de luces, de ruedos, de caravanas de feria, de cortijos, de flamenco, de cante jondo.

La película tiene elementos del drama gótico, de la opereta y mucho humor negro. En definitiva, ver “Blancanieves” es reír, emocionarse, asustarse, volver a reír… y dejarse llevar por una historia y su belleza.

“Dans la maison” — François Ozon

La ya ganadora de la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián es una película que atrapa. Solo tratar de definir a qué género pertenece esta película es complicado: muchos dicen que es un thriller psicológico, aunque es en igual medida una comedia irónica.

“Dans la maison” nos hace testigos de la relación entre un profesor de literatura y uno de sus alumnos. El profesor está de vuelta y ya no tiene confianza en las posibilidades o el interés de su alumnado. Sin embargo, uno de los alumnos escribe buenas redacciones. El profesor le anima a seguir escribiendo aunque el tema del que tratan sus escritos es bastante escalofriante.

De este modo, en la película se entremezclan realidad y ficción. Vemos las clases de literatura, los consejos sobre la escritura, y los relatos del alumno. No sabemos qué y hasta qué punto es verdad. Y ahí radica la fuerza de la película.

Ozon retrata en “Dans la maison” nuestra sed de historias, nuestro afán por saber y nuestro lado más voyeur con una ironía descarnada.

“Lo imposible” — Juan Antonio Bayona

A estas alturas ya deben quedar muy pocos que no sepan de qué va la última película de Bayona. “Lo imposible” cuenta la historia real de una familia española que sobrevivió al terrible tsunami de 2004 en Tailandia.

La crítica y el público están divididos en dos sectores: los que piensan que la película es demasiado sentimental y los que piensan que es genial. Nos unimos a la segunda corriente: el grado de sentimentalismo que se da en la película es el apropiado para la situación que se trata.

Si se puede decir algo de “Lo imposible” es que es muy impactante. El espectador tiene la sensación de estar realmente en el interior de la ola, en pleno centro del suceso. En algunas escenas el espectador no querría ni mirar, y aun así, el simple sonido de la cinta ya logra transmitir terror. Ningún documental podría transmitir esa sensación. Esta historia hace comprender, aunque sea un poco, lo que pasó. Antes de ver la película, el conocimiento sobre el tsunami puede estar muy conceptualizado; después, es un conocimiento sensible, aunque sólo hayamos vivido esa experiencia desde muy lejos. “Lo imposible” es una película necesaria para ponernos en el lugar de las personas que estuvieron allí.

Impresionante, Bayona hace una reflexión sobre el destino personal, la suerte, el sufrimiento, la supervivencia y lo que se deja atrás.

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