Así se juega al quidditch en la vida real

Si algún día pasea por un parque y se encuentra a unos tipos jugando a la pelota con escobas entre sus piernas, sorpréndase si quiere, pero no se alarme. Juegan al quidditch. Puede que no vea a estos tipos hoy, ni tampoco mañana. Pero, con la fuerza con la que crece este deporte, es cuestión de tiempo que esta escena tenga lugar en su ciudad en un futuro. ¿Meses, años? Quién sabe. Lo único cierto es que el quidditch ha superado la barrera de la ficción y ya es una realidad.

Pero, y eso del quidditch, ¿qué es?
Cualquiera que haya leído Harry Potter sabrá de sobra qué es el quidditch. Pero por si hay algún profano presente, basta decir que es un deporte de equipo ficticio (ja, o eso creíamos), inventado, como todos los personajes y aventuras de la saga, por la autora británica JK Rowling.

Se trata de un juego de pelota entre dos equipos, en el que gana quien más puntos consiga al final del partido y, en el mundo mágico de Harry Potter, los equipos montan en escobas voladoras. El quidditch, como deporte favorito de los magos, ocupa un espacio importante en las novelas. El protagonista compite varios años en el torneo del Colegio Hogwarts, e incluso, en la cuarta entrega de la saga, Potter asiste a la final de la Copa del Mundo. Además de las siete novelas y sus posteriores adaptaciones al cine, JK Rowling escribió un pequeño libro titulado Quidditch a través de los tiempos, en el que describe la historia ficticia de este juego, sus reglas y curiosidades del ‘universo Potter’.

Hasta EA Sports se aventuró a lanzar el videojuego Quidditch Copa del Mundo, que tenía su gracia, pues era como el Fifa pero de Quidditch, y podías jugar con Potter y su gente, o con algunas selecciones nacionales.

Cómo entender el quidditch y no morir en el intento
Vayamos a lo que importa. Si están familiarizados con los libros de Harry Potter, los párrafos anteriores les habrán parecido morralla de la barata, pero viene bien para comparar cómo unos visionarios de la universidad de Middlebury, en Vermont (lo que no hayan inventado estos americanos…) lograron traspasar las fronteras de la ficción para adaptar un deporte que, si triunfa, enganchará a más de un muggle, término ‘potteriano’ para designar (y a veces insultar) a aquellas personas que no nacieron con el don de la magia.

Aunque las escobas voladoras no han sido inventadas aún, eso no es impedimento para practicar este deporte. ¿Cómo diablos, entonces,  juegan los muggles al quidditch? Aquí van unas nociones básicas, si es que eso es posible. Lo primero es decir que sí se juega montado en escobas. Escobas de un tamaño ligeramente inferior a las que tienes en tu casa, pero escobas al fin y al cabo, con cepillo o sin él. La principal diferencia de este deporte con respecto a cualquier otro estriba en agarrar la escoba con una mano y, al mismo tiempo, correr o dominar la pelota con la que queda libre. Lo cual parece más sencillo de decir que de hacer. Las porterías, seis en total, consisten en aros elevados a diferentes alturas.

La mecánica del juego es sencilla. Se trata de marcar más puntos que el contrario una vez la pelota pase por un aro rival. ¿Fácil, verdad? Pues ahora viene lo difícil. Hay tres Cazadores por equipo, que son los encargados de pasarse una pelota –llamada quaffle en el argot- y colarla en alguno de los tres aros rivales. Esos aros los defienden los cazadores rivales y su Guardián, que hace las veces de portero. Cada tanto vale 10 puntos. Para robar el quaffle no vale todo, pero sí están permitidos los placajes, agarrones y bloqueos. Esto es un deporte de contacto, y nadie dijo que fuera fácil.

Pero cuidado, porque además del quaffle, otras tres pelotas están en juego. Son las bludgers, y sólo pueden ser tocadas por los Bateadores (dos por equipo). Estos se encargan de ‘eliminar’ a los jugadores contrarios a base de pelotazos al cuerpo. Si golpeas con una bludger  a un bateador o cazador rival, se considera que está ‘fuera de juego’ y no puede intervenir en la jugada. Para volver a entrar en acción, debe regresar a sus aros tan rápido como sea posible y, sólo entonces, podrá unirse a sus compañeros de equipo. Como se puede imaginar, con las bludgers se puede dominar defensa y ataque, según las circunstancias del partido.

¿Complicado, verdad? Imaginen a este escribano, hombre que ha jugado en su vida casi exclusivamente al fútbol (y mal), tratando de radiografiar cómo narices aclararse en aquel jaleo indescriptible. Porque es tanta la acción al mismo tiempo, y pasan tantas cosas a la vez, que, créanme, es muy jodido procesar tanta información una vez tienes el balón en tus manos. Demasiadas variables. Aunque en defensa de mi honor, diré que me retiré el primer día con 40 puntos en mi casillero. Ahí es nada.

No obstante, por si esto fuera poco (que no lo es), se añade la figura del Buscador. Estos jugadores (uno por equipo) permanecen ajenos al juego, pues tendrán que buscar otra pelota, la snitch, tan rápido como puedan. Sólo así se acabará el partido y el buscador que la cace le otorgará 30 puntos extra a su escuadra. 

Claro, en las novelas de Harry Potter, la snitch es una bola diminuta e inteligente, muy veloz, que se esconde como una condenada. Ante la imposibilidad de recrear una snitch, se optó por algo muy pintoresco: snitches humanas. Como suena. Un jugador neutral se cuelga una pelota de tenis al cuerpo (algo parecido a lo que hacen con los pañuelos en el Flag Football) y evita que los buscadores la atrapen. Cada jugador viste una cinta en la cabeza de un color determinado, para diferenciar su rol en el terreno de juego.

Básicamente, así se juega al quidditch. Y lo mejor: se trata de un deporte mixto. Así lo inventó JK Rowling, y así se adaptó a la vida real. Perezosos y perezosas del mundo, ahora no hay excusa para no hacer ejercicio. Sobre todo porque este es un deporte que conocéis de sobra.

La clave está en las universidades
Mi primer contacto con el quidditch muggle tuvo lugar hace unos meses, gracias a los amigos de la University of North Texas, en Estados Unidos, con los que entreno casi semanalmente. Y vaya, no puedo evitar sentirme un pionero en esto, porque, ¿cuántos murcianos habrán jugado al quidditch en estos siete años de vida? Quizá tarde unos años en popularizarse en España, pero en Estados Unidos el quidditch ya es una realidad. Lento pero seguro, poco a poco va ganando terreno y protagonismo.

Y la verdad, lo tienen bastante fácil. Si te gusta el deporte, disfrutarás. Si te gusta Harry Potter, qué te voy a contar. Y si eres un loco de ambas cosas… bueno, ya estás tardando en comprarte una escoba reglamentaria.

En 2007 se celebró –en Estados Unidos, por supuesto- la primera Copa del Mundo de quidditch muggle, un deporte cuyas reglas se habían redactado oficialmente un par de años antes. La International Quidditch Association, fundada en 2007, es quien se encarga de regir el deporte más mágico del mundo.

Así, año tras año, el número de equipos y participantes se ha multiplicado, y de esta forma llegamos al 2013. Para la VI Copa del Mundo de quidditch, 80 equipos repartidos en dos divisiones competirán por el título de campeón. La pasada edición, que se celebró en Nueva York en 2011, registró unos 10.000 espectadores durante el torneo.

Esta vez el gran evento se disputará en Kissimmee, en la soleada Florida, donde se jugarán más de 180 partidos durante los días 13 y 14 de abril. Además, representantes de Australia, Reino Unido, China, Francia, Italia, México o Canadá también tienen o tuvieron representación en alguna de las Copas del Mundo. El quidditch, como la vida, comienza a abrirse camino.

La amplísima mayoría de estos conjuntos procede de universidades repartidas por toda la geografía estadounidense, aunque no todos los equipos oficiales comparten esta naturaleza. En cualquier caso, para llegar a la Copa del Mundo hay que clasificarse a través de los distintos campeonatos regionales. Por supuesto, llegar al Mundial ya es todo un logro. Los integrantes del equipo de la University of North Texas nos contaban que empezaron a jugar hace un año, pero fue el pasado semestre cuando lograron que la universidad les apoyara oficialmente. Compitieron en el South West Regional y, a pesar de no lograr el pase a las finales, pueden hablar de un comienzo bastante digno.

Resulta curioso (y esperanzador) cómo este deporte sigue la estela de otros gigantes de masas como el baloncesto o el fútbol americano, que nacieron y crecieron en los colleges americanos. Es un motivo más para ser optimista. Curiosamente, algunos torneos universitarios llegaron a tener más seguimiento que los campeonatos profesionales durante algunos tramos del siglo pasado.

Y es que esos campeonatos juveniles, fábricas de talentos y el lugar de donde salen las futuras estrellas de la NBA o la NFL, se permiten llenar estadios de 90.000 o 70.000 personas para ver jugar a unos tipos que apenas llegan a la veintena. Por supuesto, detrás de los focos hay millones de dólares invertidos en televisiones, facilidades, mercadotecnia y publicidad.

Llevémoslo al siguiente nivel
Si por algo se caracteriza el deporte americano es por su magnitud. Serán mejores deportistas o peores, entenderemos sus deportes o no, pero no me negarán que se lo montan de lujo. Han elevado el juego a la categoría de espectáculo, y eso es algo con lo que profesionales y aficionados disfrutan. En eso, el quidditch puede estar tranquilo: si sigue creciendo, es cuestión de años que comience a tomarse en serio y, por qué no, ver algún día partidos en televisión en prime time o jugadores profesionales. Conociendo a estos americanos, tiempo al tiempo. Por el momento, el quidditch es un deporte que practican jóvenes que prácticamente ni llegan a la treintena y tienen que ingeniar mil y una formas de conseguir financiación. Es decir, hablamos de un amateurismo total: algunos equipos no pudieron pagarse el viaje a la Copa del Mundo y tuvieron que ceder su plaza a otros.

¿Qué me dicen de la cita deportiva por excelencia? ¿Cuánto tardará el quidditch en ser deporte olímpico, llegado el caso? El pasado verano, paralelamente a los Juegos de Londres, la IQA organizó un pequeño torneo de combinados nacionales en Oxford que dejó muy buenas sensaciones.

Ya hay muestras del camino que va a tomar este deporte. La revista Quidditch Quarterly, por ejemplo, es una publicación cuatrimestral que ofrece noticias, artículos y reportajes de lo más curioso para evangelizar y promover este juego. Para esta Copa del Mundo, además, se emitirán partidos en directo a través de la web vía streaming. Para los más curiosos, en YouTube hay una ensalada de partidos y algún que otro documental sobre la corta historia de este juego.

No podemos dejar pasar la oportunidad de recordarle a los más forofos que hay hasta un set de cromos de algunos de los mejores jugadores de quidditch del momento. Lo idearon los miembros de los Utah Crimson Fliers para recaudar fondos, y la iniciativa tuvo bastante acogida. ¡Son como los Cromos de la Liga, pero en quidditch!

¿Para cuándo en España?
Aunque en Estados Unidos el quidditch ya cuenta con una cierta estructura, en España aún se encuentra en proceso de gestación. Si uno navega por la red, puede encontrar algunos equipos o grupos en Facebook que buscan gente y lugar para practicar este deporte, pero aún estamos lejos de nuestros vecinos franceses o italianos. Quién sabe. La potencia de Internet y las redes sociales pueden acelerar el proceso de expansión de un deporte que, de momento, sólo parecen conocer aquellos que crecieron siguiendo las aventuras de un joven mago británico. Pero eso es suficiente, al menos de momento.

¿Deporte de friquis? ¿Está usted seguro? Déjeme recordarle que  sólo unos locos jugaban a eso que llamaban “football”, vestidos en camisa y dando puntapiés a una bola de cuero. Ese deporte que hace cien años se jugaba en los puertos, que estaba mal visto por la clase pudiente y que difundían los hijos de la Gran Bretaña, hoy tiene por figuras a Cristiano Ronaldo y a Lionel Messi.

Pero seamos serios: incluso resulta estrambótico que alguien juegue, por ejemplo, al fútbol americano o al béisbol en España. Si en nuestro país jugar “al rugby ese raro” ya resulta rocambolesco, cuanto menos el quidditch. En este sentido, el tópico de “España es sólo fútbol” parece difícil de salvar.

Pero no todo es fútbol en esta vida, amigos. Sabemos cómo empieza el quidditch, pero no cómo acabará. Porque no tiene pasado, no sabemos si tendrá futuro, pero desde luego tiene mucho presente.

Si algún día pasea por algún parque y se encuentra a unos tipos jugando a la pelota con escobas entre sus piernas, sorpréndase si quiere, pero no se alarme. Simplemente, trate de esquivar las bludgers y disfrute del juego.

8 Comments

  1. Beatriz S. Tajadura

    Increíble lo de la Quidditch Quarterly. He estado mirándola y trae reportajes sobre los mejores buscadores del momento, tácticas para golpeadores, modelos de escoba… Y todo muy serio, oye. Como si nos hablasen de baloncesto. Me lo pones cerca cinco años atrás, y me meto de cabeza (bueno, quizá ahora también. Pero eso no lo reconoceré).

  2. Beatriz S. Tajadura

    Y algo curioso: sacan las fotos cortándoles los pies (¿para que no se vea el suelo?), y las que amplían a toda página son casualmente los saltos y piruetas en el aire (no sé cómo, pero se las arreglan para dar la impresión de que vuelan…).

  3. Saioa Lafón Los Arcos

    Brutal Carlos, a ver si se anima la cosa en Pamplona jajajajaja

  4. Anónimo

    Jajajaja parece divertido, pero no puedo evitar no considerarlo de frikis…

  5. Carlos Pérez

    @Bea:
    Tienen artículos la mar de curiosos, la verdad es que es una revista currada. Leí un artículo sobre cómo nacieron equipos en Reino Unido, México, Francia… y la verdad es que llama la atención. De hecho, hay por ahí más de un blog o web que te hablan de tácticas y eso, jajaja. Y tiene su miga, no te creas.

    @Saioa:
    Hay que agenciarse unos aros, que es lo más chungo. El resto, coser y cantar. Si nos motivamos, nos vamos a Australia en 2015 (que tiene todas las papeletas para ser la sede del próximo Mundial).

    @Anónimo:
    Es una fricada total, eso no nos lo quita nadie. Pero insisto, una vez se prueba, es la leche. Vale, no es fútbol y vas con palos entre las piernas (?), pero tiene tanto de friquismo como de deporte serio. Como digo, pasan mil cosas a la vez, y procesarlo todo es muy chungo. Además, que tiene su intríngulis y requiere habilidad. Al principio son risas, sí, pero si quieres mejorar o intentar jugar bien, al final te olvidas de Harry Potter e historias. Cuando empecé a jugar con esta gente, sólo nombraron a Harry Potter el primer día que llegué. 4 o 5 semanas después, aún no han vuelto a nombrar al ‘hijo’ de JK Rowling. Fuera prejuicios (la lacra de este país, pero esa es otra historia) y a tope con ello. Brooms Up!

  6. Andrés J.

    ¡Eres un grande Carlos!, te juro que cuando lo leí no me lo creía. Era como estar leyendo una especie de broma del día de los inocentes o algún artículo de El Mundo Today. Pero no, la verdad es que todo lo que dices está pasando ahora mismo, en alguna parte del mundo un grupo de frikis está jugando al quidditch.

    Ha sido un experiencia surreal leer este artículo. Me has hecho reír, muchísimas gracias.

  7. Carlos Pérez

    @Andrés:
    Efectivamente, en algún lugar del mundo… llamado Florida. Acaba de terminar el Mundial y la University of Texas, de Austin, se ha llevado el título.

    Me alegro que te haya gustado, Andrés. Esto es real como la vida misma.

  8. PauS

    Hace ya mas de una año que conozco a IQA y todo el mundo del QM y sinceramente soy de los pocos españoles que tiene una cuenta… Estaría guapo que se impulsase mas la verdad.

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