Fragmentos: Una noche llevé a Gertrude a un bar [Factotum, Charles Bukowski]

Después de haber perdido numerosas máquinas de escribir en manos de prestamistas, simplemente había dejado atrás la idea de poseer una. Caligrafiaba mis historias a mano y así las enviaba. Las caligrafiaba con una pluma. Llegué a ser una calígrafo muy veloz. Llegué a un punto en que podía caligrafiar más rápido que escribir con mi letra. Escribía tres o cuatro relatos cortos por semana. Las enviaba por correo. Me imaginaba a los editores de Atlantic Monthly y Harper´s diciendo:

 -Vaya, aquí tenemos otra cosa de esas que escribe ese chiflado.

Una noche llevé a Gertrude a un bar. Nos sentamos en una mesa lateral y bebimos cerveza. Afuera estaba nevando. Me sentía un poco mejor de lo habitual. Bebimos y charlamos. Pasó cerca de una hora. Empecé a clavar mis ojos en los de Gertrude y ella me devolvía la mirada. <¡Un buen hombre, en estos días, es difícil de encontrar!>, decía la maquina tocadiscos. Gertrude movía su cuerpo con la música, movía su cabeza con la música, y me miraba a los ojos.

-Tienes un rostro muy extraño -me dijo-. No eres realmente feo.

-Empleado de almacén número cuatro, abriéndose camino.

-¿Has estado alguna vez enamorado?

-El amor es para la gente real.

-Tú pareces real.

-No me gusta la gente real.

-¿No te gusta?

-La odio.

Bebimos algo más, sin hablar mucho. Seguía nevando.

Factotum
Charles Bukowski

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