Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.También escribí en mi época cartas de amor,
como las otras,
ridículas.Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.Pero, al final,
sólo las criaturas que nunca escribieron
cartas de amor
son que son que son
ridículas.Quién volviera a la época en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.La verdad es que hoy
mis memorias
de esas cartas de amor
son las que son
ridículas.(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).
Poemas de Álvaro de Campos – Tabaquería y otros poemas con fecha,
Fernando Pessoa
Ay, Pessoa, qué grande, con sus heterónimos. Siempre que hablo u oigo sobre Pessoa tengo que meter la recomendación: “El banquero anarquista”, cuento absolutamente imperdible.
¿Verdad? Siempre que leo a Pessoa me acuerdo de ti.