Era marzo en Pamplona, un marzo glacial y húmedo, las calles estaban vacías y ya hacía varias horas que la oscuridad de la noche había cubierto el cielo. El gélido viento se introducía por las pequeñas rendijas que dejaban al descubierto bufandas, guantes y abrigos. No obstante, el frío no parecía ser un impedimento para todos los que esperan alrededor del local, quizá ajenos a la intensa convulsión rítmica que estaban a punto de experimentar.
Guitarra, bajo y batería: la sobriedad de los apenas tres instrumentos que se situaban sobre el escenario se entremezclaba con la intensidad de un directo que tan solo acababa de comenzar. Un frenesí de guitarra envolvió a los presentes, incapaces de poder escapar de tan profunda psicodelia.
Las cuatro paredes del lugar se dejaron cautivar por una atmósfera sombría y un sonido oscuro que calaba en el cuerpo de los que allí se encontraban. De este modo, el escenario fue rodeado por cabezas que se agitaban desde que dio comienzo la primera nota y pies que taconeaban al ritmo de la suave voz de Manuel Cabezalí.
Un directo dominado por largas piezas instrumentales, canciones interminables que socavaban cualquier mito que secundase aquello de que las canciones largas y casi exentas de voz podrían ser aburridas. En pocos metros cuadrados se produjo una tormenta musical plagada de distorsiones de guitarra, solos, improvisaciones y bucles rítmicos.
Todos viajaron al sol, fueron participes de un estruendo y estuvieron en la Antártida un viernes. Sin embargo, Havalina, además de presentar su último disco H,volvió a los meses de otoño y a Las Hojas Secas a través de Tu ciudad o Síndrome de Culto. El conjunto también quiso que sonase su segundo disco, por lo que el escenario se llenó de Incursiones, Sueños de Esquimal e Imperfección.
Tras una hora y media, el sonido se detuvo y los aplausos cesaron. Sin embargo, las palabras para describir tan increíble concierto tardaron en emerger. Y es que, Havalina es uno de esos grupos que merecen ser escuchados en directo, uno de esos grupo de los que “quieres no cansarte nunca de escuchar su voz”.
Fotografía extraída de: www.agendadeleon.com